Después de una temporada de pataleos, berrinches y votaciones que parecían más un episodio de “La Casa de las Líneas Rojas” que un ejercicio político serio, el President de la Generalitat, Pere Aragonès, ha decidido que ya ha tenido suficiente. Sí, señoras y señores, ha anunciado que es hora de recoger los juguetes y convocar elecciones anticipadas.
¿La razón detrás de esta repentina urgencia democrática? Bueno, resulta que a Aragonès no le ha ido tan bien en el patio del Parlament como esperaba. Su intento de pasar los presupuestos del Govern ha sido recibido con el entusiasmo de un gato ante un plato de espinacas. Los presupuestos fueron tan mal recibidos que hasta los niños del “no” que no jugaban con los demás en el patio se unieron para rechazarlos.
Pero no todo es tan trágico. Aragonès ha decidido que, en lugar de luchar contra la pandilla de los “no”, es mejor adelantarse y convocar elecciones. Así que el 12 de mayo, los catalanes tendrán la oportunidad de votar por la visión del futuro que más les guste: ¿Una visión “conformista” según Aragonès, que suena más a “sigo sin amigos en el Parlament“? O quizás prefieran la “papeleta de los republicanos”, que, según ellos, “mira al futuro con ambición”, aunque parece que esa ambición no incluye hacer amigos en el Parlament.
Por supuesto, la oposición no se queda atrás en este drama político. Salvador Illa del PSC ha salido a la palestra para celebrar el adelanto electoral como si fuera el día del niño. “Cuanto antes voten los catalanes, mejor”, ha dicho, como si estuviera ansioso por sacar buenas notas en el examen de democracia.
Y mientras Aragonès se prepara para el duelo de titanes, Junts, que parece más interesado en organizar un concurso de popularidad que en gobernar, está ocupado decidiendo quién será su candidato. ¿Carles Puigdemont? ¿Alguien más? ¡El suspense es insostenible!
En resumen, la legislatura ha sido un desastre total, como un patio de recreo sin supervisor. Con Junts comportándose como el niño malcriado que siempre quiere salirse con la suya, ERC intentando ser el niño responsable, pero sin éxito, y el resto de los partidos jugando a hacerse los importantes, no es de extrañar que Aragonès haya decidido tirar la toalla y llamar a mamá (en este caso, los votantes) para que lo saquen del lío.
Así que, queridos catalanes, prepárense para otro emocionante episodio de “¿Quién quiere ser presidente?” mientras el circo político continúa su espectáculo en el Parlament. Y recuerden, si no les gusta ninguno de los candidatos, siempre pueden quedarse en casa y ver Netflix. Es probable que la trama sea más emocionante.
Cargando...
