La sede del PSOE en Burgos se ha convertido, al parecer, en el lienzo favorito de los autoproclamados artistas del descontento. Este lunes, el edificio amaneció decorado con los ya clásicos grafitis que incluyen palabras como “traidores” y frases rebuscadas como “ni socialistas, ni españoles, ni obreros”. Un despliegue creativo que ha obligado al PSOE a presentar, una vez más, la correspondiente denuncia en la comisaría de la Policía Nacional. Todo un déjà vu político, pero con diferente color de spray.
El secretario general de la Agrupación Municipal Socialista y exalcalde de la ciudad, Daniel de la Rosa, tomó las redes como si fueran su plaza pública digital para denunciar lo sucedido. Con tono firme, aseguró que “nada ni nadie doblegará la voluntad política” del PSOE. Ni los “radicales antisocialistas” de un lado ni los del otro, que al parecer se turnan para mantener el nivel de crispación bien alto. Según él, los ataques y las manifestaciones diarias frente a la Casa del Pueblo solo les dan más gasolina para seguir adelante “con más determinación si cabe”. ¿Estaremos presenciando una nueva estrategia motivacional?
Por su parte, Esther Peña, secretaria general del PSOE en Burgos, también ha salido al quite con un mensaje en redes que podría figurar en cualquier libro de frases célebres para tiempos revueltos: “La intolerancia, la violencia y el odio no tienen cabida en nuestra democracia. No nos van a callar”. Todo muy solemne, aunque con toques de déjà vu.
La Casa del Pueblo lleva más de un año recibiendo estas “muestras de cariño” en forma de insultos, pintadas y concentraciones diarias. ¿Será esta una extraña tradición local? Las fuentes socialistas aseguran que no es la primera vez que el edificio aparece con estas “mejoras urbanísticas”, pero parece que ni las denuncias ni las declaraciones grandilocuentes han logrado apagar la pasión de los artistas anónimos.
Mientras tanto, en las redes, el debate está servido. Desde quienes ven esto como un ataque a la democracia hasta quienes consideran que una lata de spray no puede ser tan ofensiva. Lo único claro es que Burgos no se aburre y que, si esto sigue, la Casa del Pueblo podría acabar ganando un premio a la obra más intervenida del año.
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