Sancho ya era un visionario y qué razón tenía. Pero es que el problema de los gobernantes no ha cambiado desde entonces y sigue siendo el mismo: nos gobiernan para enriquecerse a nuestra costa.
Y hoy en día casi es peor, ya que nos tratan peor que entonces y también buscan fama, alardear y fortalecer su ego y su egoísmo.
“Sin nada entré en este gobierno y sin nada salgo”, decía Sancho. “Al revés de como suelen salir los gobernantes de otros reinos”. Y cierto es, que cada gobernante que tenemos, no solo llegan con poco y salen con mucho, sino que además, salen con el terreno arado, sembrado y abonado.
“Bien está cada uno en el oficio para el que ha nacido”, decía también Sancho. Pero los que gobiernan, lo hacen en oficios que desconocen, que no quieren conocer y que no les interesan lo más mínimo. ¿Por qué no gobierna aquel que conoce el terreno y sabe lo que hace falta y lo que se puede hacer?
Sancho aprendió esto a base de palos -literalmente- y de desencuentros. Pero los gobernantes de hoy en día, por desgracia, se encuentran un escenario en el que manejan todo y son los que reparten los palos. Y si tienen algún desencuentro, se encargan de darle la vuelta al cuento.
Pensándolo fríamente, estamos continuamente gobernados por Sanchos que solo buscan gloria y riqueza, pero que no están preparados para la labor. Y que tristemente acaban saliendo escaldados y con más pena que gloria.
¡Sancho tenía razón y Sanchos siguen gobernando!