La polémica acción de Luis Rubiales, presidente de la RFEF, al besar sin permiso a la futbolista Jenni Hermoso, ha polarizado al mundo del fútbol y abre el debate sobre el respeto en el deporte femenino.
La reciente celebración de la victoria de España en el Mundial Femenino ha dejado más que solo goles y euforia. Ha dejado también una estela de controversia que amenaza con ensombrecer la hazaña deportiva de un grupo de talentosas futbolistas. En el centro del torbellino está Luis Rubiales, presidente de la RFEF, quien decidió besar a Jenni Hermoso, una de las estrellas del equipo, sin su permiso.
Los momentos después de una victoria son emotivos, llenos de euforia y alegría desenfrenada. Sin embargo, cuando el líder de una federación decide, en ese momento de emoción, besar a una jugadora sin su consentimiento, las líneas entre lo aceptable y lo inaceptable se vuelven borrosas.
El fútbol femenino, más allá de ser solo un deporte, es un movimiento político. Es una lucha constante por el reconocimiento, por la igualdad y, lo más importante, por el respeto. Rubiales, con su acción impulsiva, pareciera no haber entendido este aspecto fundamental del fútbol femenino.
Las reacciones no se hicieron esperar. Las redes sociales ardieron con comentarios tanto a favor como en contra de la acción de Rubiales. Mientras que algunos defendieron su gesto como una muestra de alegría inocente, otros vieron en él un acto de desrespeto y una representación de las actitudes patriarcales que aún persisten en el mundo del deporte.
El hecho de que Rubiales, horas después, bromease sobre casarse con Hermoso y luego llamara “imbéciles” a aquellos que criticaron su comportamiento, solo agrega leña al fuego. El presidente de la RFEF ha demostrado, una vez más, que vive en un mundo donde siente que puede hacer lo que quiera sin tener en cuenta las repercusiones de sus acciones.
El beso no solicitado es sintomático de un problema más amplio que enfrentan las mujeres en todos los ámbitos de la vida. Es el sentimiento de que su cuerpo está a disposición de los demás, de que pueden ser tocadas, besadas o acariciadas sin su consentimiento. Es este sentimiento el que da lugar a actitudes y acciones abusivas, a comentarios inapropiados y, en última instancia, a un ambiente de trabajo y de vida tóxico.
La pregunta ahora es: ¿Qué pasará después? ¿Habrá algún tipo de repercusión para Rubiales o todo quedará en una simple disculpa y en un video viral? Solo el tiempo lo dirá.