Luis Pérez, conocido como Alvise y líder del partido ultra Se Acabó la Fiesta (SALF), volvió a desatar la polémica tras amenazar en su canal de Telegram con acciones violentas y sabotajes si, según él, el Gobierno limitaba sus “derechos fundamentales”. En un mensaje publicado el 14 de agosto de 2024, poco después de obtener su escaño en el Parlamento Europeo, Alvise advirtió:
“Ahora que como eurodiputado soy judicialmente inviolable vais a ver de qué somos capaces como se atrevan a coaccionarnos para inyectarnos experimentos, encerrarnos en casa o prohibirnos movernos por nuestro propio país”.
Las declaraciones, en las que invocaba la “fuerza legítima” y llamaba a “pelear en grupos organizados por todo el país”, han generado alarma no solo por su contenido incendiario, sino también por el contexto político en el que se producen. En el mismo mensaje, Alvise sugería incluso sabotear trenes y aviones, bloquear el país y enfrentarse a lo que considera “tiranía”, en una retórica que raya el discurso de odio y la apología de la violencia.
Estas explosivas afirmaciones llegan mientras el agitador ultra es objeto de tres causas abiertas en el Tribunal Supremo. La más reciente, iniciada este lunes, investiga sus mensajes contra la fiscal de delitos de odio de València, Susana Gisbert. Las otras dos causas pendientes se refieren a la presunta financiación ilegal de su formación política con 100.000 euros procedentes de un empresario y a la difusión de una prueba de COVID falsificada del president catalán Salvador Illa.
El mensaje del 14 de agosto también incluye ataques al PP, a Vox y a la izquierda, a los que acusa de complicidad o de silencio:
“Me da igual que Feijóo se sume a la coacción, que Abascal guarde silencio de ‘bienqueda’ mientras ampara a otro Steegmann, o que todo el sanchismo analfabeto nos llame ‘insolidarios’”.
Para rematar su proclama, Alvise usó un tono pseudoépico, afirmando que “no vamos a ir al paredón de la tiranía como ovejas”, y que si hay que enfrentarse, lo harán “como leones… o mejor: como cientos de miles de ardillas”.
Desde entonces, su partido se ha fracturado: los otros dos eurodiputados que entraron con SALF, Nora Junco y Diego Solier, ya han abandonado la formación, tras acusaciones internas de traición y presuntas relaciones con lobbies.
La deriva del discurso de Alvise, sumado a su creciente aislamiento político, levanta cada vez más voces de alerta sobre el uso de la inmunidad parlamentaria como escudo para instigar el caos o incitar a delitos graves.
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