Isabel Díaz Ayuso ha vuelto este jueves a la Asamblea de Madrid tras su ausencia en el pleno anterior, que coincidió con la declaración judicial de su pareja. Y lo ha hecho reavivando la polémica. En una respuesta a Vox, Ayuso ha colocado al mismo nivel a organizaciones antifascistas y anarquistas con bandas neonazis como Núcleo Nacional, un grupo investigado por la Guardia Civil por delitos de odio y violencia contra migrantes.
Durante la sesión, Vox volvió a cargar contra las “bandas latinas”, calificándolas como “importadas de los lugares más violentos del tercer mundo” y pidió su expulsión del país. Ayuso, en un intento de desmarcarse parcialmente del discurso de Vox, corrigió a su portavoz, Isabel Pérez Moñino, señalando que muchos de los jóvenes implicados en estas bandas “son nacidos en España” y que la seguridad es competencia del Gobierno central. Sin embargo, sus palabras añadieron leña al fuego al mencionar en el mismo saco a skinheads, grupos anarquistas y organizaciones de ultraderecha violentas.
Estas declaraciones llegan en un contexto de fuerte tensión política, donde la presidenta madrileña trata de contener el avance de Vox en las encuestas sin romper del todo con su electorado más conservador. Mientras defiende un Madrid “abierto e integrador”, su gobierno mantiene políticas restrictivas como la negativa a proporcionar atención sanitaria a personas extranjeras en situación irregular, por la cual la Comunidad ha sido llevada a los tribunales en varias ocasiones.
Más allá del tema de la seguridad, Ayuso también se enfrentó con Mar Espinar, portavoz del PSOE en la Asamblea, a propósito del borrador de universidades impulsado por el Gobierno central. Espinar acusó a la presidenta de querer privatizar el sistema universitario y de tratar a los alumnos como “clientes”. Ayuso, fiel a su estilo combativo, respondió que la Comunidad no destina “ni un euro” a universidades privadas y culpó al Ejecutivo de Sánchez del deterioro de la universidad pública madrileña.
El choque no fue solo ideológico, sino también institucional. Ayuso volvió a criticar la imposibilidad de unificar la EBAU en todo el país, responsabilizando al Gobierno central pese a que la competencia en educación es autonómica. Una vez más, la presidenta se posiciona como oposición directa a Moncloa desde la capital, en un discurso que mezcla defensa de “libertades” con ataques a la izquierda y guiños velados a la extrema derecha.
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