En un sorprendente giro de los acontecimientos, un controlador aéreo del aeropuerto Ronald Reagan de Washington decidió que la multitarea es la clave del éxito moderno. En lugar de seguir las anticuadas normas que sugieren que se necesiten dos personas para supervisar aviones y helicópteros, este innovador profesional optó por encargarse de ambas tareas simultáneamente. El resultado: un desafortunado accidente que costó la vida a 67 personas.
Según informes preliminares de la Administración Federal de Aviación (FAA), el supervisor de turno, en un alarde de confianza en las habilidades sobrehumanas de su equipo, permitió que un solo controlador se hiciera cargo de aviones y helicópteros al mismo tiempo. Después de todo, ¿Quién necesita dos controladores cuando uno puede hacerlo todo?
Esta audaz estrategia de “hacer más con menos” no solo desafía las prácticas tradicionales de seguridad aérea, sino que también podría inspirar a otras industrias a reconsiderar sus enfoques. Quizás pronto veamos a cirujanos realizando operaciones múltiples simultáneamente o a conductores de autobús manejando varios vehículos a la vez. Las posibilidades son infinitas cuando se trata de eficiencia.
Por supuesto, algunos críticos podrían argumentar que esta “optimización” del personal podría haber contribuido al trágico accidente. Pero, en defensa del supervisor, combinar posiciones es una práctica común cuando los controladores necesitan descansos o durante cambios de turno. Y si bien es cierto que duplicar funciones puede ser problemático en un espacio aéreo congestionado, ¿Quién podría haber predicho que Washington D.C., la capital de la nación, tendría un tráfico aéreo tan intenso?
Este incidente nos recuerda que, aunque la eficiencia y la reducción de personal pueden parecer atractivas, a veces es mejor seguir con las prácticas probadas y verdaderas, especialmente cuando se trata de la seguridad de las personas. Después de todo, hay una delgada línea entre ser un héroe multitarea y protagonizar una tragedia evitable.