David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno, ha decidido plantar cara a lo que califica como una imputación sin pies ni cabeza, aunque algunos medios ya la presentan como la película de suspenso político del año. Según el recurso presentado por su defensa, esta causa es tan concreta como un fantasma: muchas sombras, pocas pruebas y un leve eco de la Guardia Civil hablando de un puesto que “apareció de la nada” en la Diputación de Badajoz.
La historia que denunció Manos Limpias suena a thriller político: un puesto de coordinador de actividades de conservatorios habría sido diseñado especialmente para David Sánchez. Sin embargo, la defensa asegura que la plaza fue creada en 2016, justo cuando Pedro Sánchez estaba en modo superviviente político, sin poder suficiente para coordinar ni su agenda, mucho menos una contratación en Badajoz.
Por si el guion no fuera lo suficientemente increíble, la defensa de Sánchez añade que no existen pruebas documentales, correos electrónicos o hasta un simple “¡gracias, cuñado!” que lo vinculen a irregularidades. Eso sí, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil logró algo digno de premio: sembrar la duda en un terreno donde, según la defensa, no hay ni una colilla de evidencia.
El recurso critica además la vaguedad del auto judicial, que menciona “delitos contra la Administración Pública” con la precisión de un horóscopo de periódico. “Hoy podrías ser imputado por algo, pero las estrellas no están alineadas para especificar el qué”, parece haber dicho el Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz.
Mientras tanto, el abogado de David Sánchez señala que esto no es más que un intento de desgaste político contra su hermano, Pedro Sánchez. ¿La prueba? Filtraciones estratégicas y titulares jugosos que convierten a la política española en un reality show con sobredosis de drama familiar.
La defensa, no obstante, mantiene el sentido del humor y la firmeza: pide que se revoque el auto de citación y que, si alguien quiere seguir buscando irregularidades, al menos lo haga con algo más que conjeturas. Porque si hay algo que a los Sánchez no les falta es paciencia para lidiar con causas tan sólidas como el aire.