Dejémoslo claro: NO tenemos derecho a la intimidad y tampoco a la libertad de expresión.
Estos dos derechos tan fundamentales en cualquier democracia -que mínimamente se jacte de ello- resulta que están negados y atacados en esta sociedad en la que estamos viviendo y que tanto tratan de vendernos como “libre, progresista e igualitaria”.
En primer lugar, han decidido que es necesario controlar lo que los ciudadanos de esta sociedad hacemos y decimos en cada momento. Nos controlan como hacen en las dictaduras de países como China, Corea del Norte, o Venezuela, pero lo venden como algo normal y necesario y que no va en contra de los valores de respeto a la intimidad y libertad de expresión.
Entre otras aplicaciones y medios que utilizamos, están controlando los mensajes de WhatsApp que enviamos y qué información estamos compartiendo. Y pueden clasificarte según el tipo de mensajes que envías o marcar algunos mensajes y establecer ciertas limitaciones en los mismos. Pero eso sí, que no vayan a molestar a un político a su casa o le hagan preguntas que les molestan, que eso sí es un ataque a la intimidad.
Y esto lo venden como normal para mantener la seguridad del país. Sin embargo, difícilmente se puede tener información de lo que el Gobierno hace o deja de hacer y, cuando se piden ciertas informaciones, se zanja clasificándolo como secreto de Estado. La transparencia y el control parece que son unidireccionales. Y, por ende, los derechos también son manipulados en aras de los intereses de una de las partes, que en este caso son los políticos. ¿Cómo hemos llegado a este punto?
Y si hablamos de la libertad de expresión, la manipulación es tal que las opiniones ya no son opiniones, sino que hay una forma de pensar que es “la verdad absoluta y correcta” y el resto, que son pensamientos raros de gente a la que es mejor no acercarse por si acaso te pegan algo. Y esto con cualquier cosa. Si piensas mínimamente diferente en algo que se haya promovido como lo políticamente correcto, te persiguen y aíslan como si fueras un apestado. Incluso da la sensación de que te encerrarían en centros de reclusión si fuera posible…
Hoy en día solo se tiene libertad de expresión para pensar igual que los que gobiernan. O igual que lo que algunos medios de comunicación se empeñan en transmitir como la única opinión posible. Y pobre del que se atreva a pensar diferente…
Por eso agradezco el poder hacer uso de plataformas como esta y confío en que se recuperen esos derechos tan fundamentales en nuestra sociedad. ¡Los derechos no se manipulan!