Si hay algo que une a los políticos españoles más que el amor por la retórica es la oportunidad de aprovechar cualquier crisis internacional para marcar perfil propio. Y esta vez no ha sido la excepción. Con los aranceles del 20% anunciados por Donald Trump contra la Unión Europea como telón de fondo, Alberto Núñez Feijóo ha hecho su jugada: condenar la medida, lanzar un dardo envenenado a Vox y, de paso, dejar claro que la diplomacia es su terreno favorito.
El líder del PP ha tomado la palabra en el foro Wake Up, Spain para dar su opinión sobre la escalada comercial que amenaza a las empresas españolas. No ha dudado en tachar la decisión de Trump como un retroceso en las relaciones comerciales, afirmando que esto no hará grande a nadie, sino más pequeños a todos. Una frase que bien podría servir de eslogan para una campaña electoral o para un anuncio de café, pero que deja clara su postura: el proteccionismo es malo y la guerra comercial, peor.
Pero claro, Feijóo no se ha quedado solo en la crítica a Trump. Ha visto la oportunidad perfecta para diferenciarse de Vox y la ha aprovechado con precisión quirúrgica. Porque si algo ha caracterizado al partido de Santiago Abascal es su simpatía por el expresidente estadounidense, algo que quedó más que evidente en la reciente cumbre Patriots, donde la figura de Trump fue ovacionada aunque él no estuviera presente. Así que Feijóo, sin mencionar directamente a Vox, ha dejado caer una pulla que nadie ha necesitado interpretar: “Solo cabe oponerse de forma clara y contundente. Quien ataca los intereses de nuestro país, no contará con nuestra condescendencia”.
El mensaje está claro. No hay espacio para el matiz. O estás con España o con Trump. Un dilema que complica la posición de Vox, que ha tratado de equilibrar su discurso entre la crítica a los aranceles y la defensa del líder republicano.
Pero Feijóo no solo ha mirado a la derecha. También ha tenido palabras para el Gobierno de Pedro Sánchez, a quien ha acusado de confrontar innecesariamente con la Administración Trump mientras estrecha lazos con China. Según el líder del PP, España no debería cambiar de aliados “de la noche a la mañana”, y por eso ha reafirmado su compromiso con el “atlantismo”. Una forma elegante de decir que la política exterior del Ejecutivo le parece más volátil que una acción en bolsa.
Y, por si el tema de los aranceles no fuera suficiente, Feijóo ha aprovechado su intervención para anunciar una propuesta de ley con la que el PP intentará alargar la vida de las centrales nucleares. Porque si hay algo que preocupa a los populares tanto como el comercio internacional, es la soberanía energética. Y aquí, de nuevo, la jugada es clara: mientras el Gobierno apuesta por el cierre progresivo de las nucleares, Feijóo quiere garantizar que sigan funcionando. Otro frente de batalla abierto.
Por su parte, Vox también ha querido marcar su propia línea, aunque en un ejercicio de equilibrismo complicado. Su secretario general en el Congreso, José María Figaredo, ha calificado los aranceles de Trump como “una malísima noticia”, pero al mismo tiempo ha insistido en que estos serán una herramienta de negociación y que, en realidad, el problema de fondo es que la industria española y europea ya estaban debilitadas. ¿Culpable? Según Vox, la política fiscal del Gobierno y su adhesión a la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo.
Al final, lo que queda es un tablero político en el que cada actor busca su propia ventaja. Sánchez responde con dinero público, Feijóo con diplomacia y críticas a Vox, y Vox con una defensa matizada de Trump mientras carga contra la UE. La guerra comercial no ha hecho más que empezar, pero la batalla política en España ya está en marcha.