Feijóo y el arte de girar sin marearse (o intentarlo)

Alberto Núñez Feijóo, ese líder que un día es firme como una roca y al siguiente más flexible que un junco en plena ventolera, ha salido a la palestra con un mensaje claro: “A mí de momento no me da órdenes nadie”. La frase suena a declaración de independencia, a golpe en la mesa, a “yo aquí mando”. Lástima que la realidad le lleve la contraria. Porque, tras el volantazo del PP con el decreto ómnibus, el gallego ha tenido que improvisar una justificación tan creíble como un billete de tres euros.

El Gobierno no ha dejado pasar la oportunidad de darle un buen repaso. No todos los días se ve a un partido cambiar de postura con la misma facilidad con la que un tertuliano cambia de opinión en función de quién le paga. Óscar Puente, ministro y ahora experto en símiles avícolas, no dudó en describir la situación del PP como la de un “pollo sin cabeza”. Feijóo, con la elegancia de quien acaba de pisar un charco pero dice que es moda, intentó devolver el golpe: “Para buscar pollo sin cabeza sugiero mirar al Ejecutivo y al señor Sánchez esperando las órdenes de Puigdemont”. Ahí queda eso.

Pero la cosa no se quedó ahí. En su intento por marcar músculo político, Feijóo también tuvo un recadito para Vox. Porque una cosa es perder votos y otra, muy distinta, perderlos en dirección a la extrema derecha. Así que, sin despeinarse, acusó a los de Abascal de hacer “oposición de tumbona, sarao y dedito levantado”. No especificó si se refería a la tumbona de un resort con todo incluido o a la de un chiringuito de playa, pero el mensaje quedó claro: la guerra dentro de la derecha está servida y el PP no piensa quedarse callado.

Mientras tanto, una información de El País ponía a Génova en un aprieto al insinuar que PP y PSOE habrían pactado dejar fuera a Vox en la renovación de la Junta Electoral Central. En el PP corrieron a desmentirlo, porque la última cosa que necesitan ahora es que Abascal les acuse de ser cómplices del “sanchismo”. “El PP suspendió cualquier conversación con el PSOE tras el asalto al Banco de España”, aseguraron fuentes populares. Como si hubiera que recordar cada dos por tres que son la oposición, no vaya a ser que alguien se confunda.

Para rematar la faena, Feijóo también cargó contra los sindicatos por sus recientes manifestaciones en defensa de las pensiones. Al parecer, le parece “pintoresco” que protesten contra la oposición y no contra el Gobierno. Debe de ser que en su universo paralelo los sindicatos deberían organizar marchas contra el PP por decisión propia, en lugar de quejarse por cosas como la gestión de quienes están en el poder.

En definitiva, el líder del PP ha intentado demostrar que sigue al mando, que nadie le dice lo que tiene que hacer y que, por supuesto, todo está bajo control. Ahora solo falta que alguien más se lo crea.

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