Alberto Núñez Feijóo, flamante estratega del caos, ha arrancado la semana visitando una residencia de mayores en Córdoba. Aunque asegura que la visita estaba “programada desde hace tiempo”, qué casualidad que ocurra justo después de que el PP, junto a Vox y Junts, haya dinamitado el decreto ómnibus del Gobierno, ese que incluía la revalorización de las pensiones. Y claro, como hay que desviar el foco de atención, Feijóo ha decidido hacer lo que mejor sabe: culpar a Pedro Sánchez de absolutamente todo, como si el presidente fuese el único encargado de recoger los platos rotos de las votaciones del PP en el Congreso.
Desde los pasillos del centro, Feijóo desplegó su monólogo: “Sánchez intenta tomar a los pensionistas por pardillos”, dijo, como si él mismo no acabara de votar en contra de las medidas que beneficiarían a esos mismos jubilados. Y, por si fuera poco, añadió que la “paciencia de los pensionistas tiene un límite”. Límite que, casualmente, el propio PP parece estar testeando al votar ‘no’ a sus derechos. Lo que Feijóo obvió mencionar fue el pequeño detalle de que, mientras él hablaba, un grupo de jubilados en la puerta de la residencia le recordaba, entre quejas, su responsabilidad en esta jugada maestra de la política de la contradicción.
Ah, pero no se preocupen, que Feijóo trae soluciones. Resulta que el PP está dispuesto a apoyar un decreto que incluya la revalorización de las pensiones… siempre y cuando no haya ni rastro de las otras medidas del decreto ómnibus. Es decir, quieren quitar ayudas al transporte, a los afectados por la DANA y cualquier medida que suene a “social”. Y como la coherencia es lo suyo, registraron una proposición propia para revalorizar las pensiones, que, sorpresa, tardaría más de un mes en tramitarse. Pero claro, si las pensiones de febrero se ven afectadas, la culpa será de Sánchez, ¿verdad?
Por si esta táctica no fuese suficiente, el PP ha lanzado una campaña de recogida de firmas en Change.org. Sí, una plataforma online para la que sus votantes de toda la vida seguramente necesitarán que les expliquen cómo funciona. Hasta ahora han conseguido más de 30.000 firmas, lo cual no está mal, pero parece poco para un partido que representa a millones de españoles. Tal vez deberían incluir tutoriales tecnológicos junto con las papeletas físicas que también están repartiendo.
Y como la batalla por el relato lo es todo, el PP no se detiene ahí. Feijóo, que se ve como el paladín de los pensionistas, tendrá que enfrentarse a un pequeño obstáculo: las movilizaciones masivas convocadas por UGT y CCOO para el 2 de febrero. En un comunicado conjunto, los sindicatos acusaron a PP, Junts y Vox de “ejercicio de oportunismo político” y de cargar “elevados costes sobre las espaldas de la ciudadanía”. A este ritmo, lo único que Feijóo va a movilizar es su gabinete de comunicación, porque entre jubilados enfadados y sindicatos movilizados, la estrategia de “echarle la culpa a Sánchez” empieza a flaquear.
Por supuesto, desde el PP no se han tomado esto con buen humor. La secretaria general, Cuca Gamarra, salió al ataque, diciendo que los sindicatos deberían protestar frente a la sede del PSOE y no contra su partido. Como si fuese Pedro Sánchez el que acabara de tumbar las medidas sociales. También apareció Ester Muñoz, vicesecretaria de Educación y Sanidad, quien dejó caer en sus redes sociales que estas movilizaciones no asustan a nadie: “Para lo que han quedado”, escribió, dejando claro que el desprecio a los sindicatos sigue siendo una de las grandes tradiciones del partido.
Mientras tanto, Pedro Sánchez ha optado por una estrategia más sutil: dejar que los efectos del rechazo al decreto vayan calando entre la ciudadanía. Es decir, que los pensionistas y los usuarios de transporte público se den cuenta por sí mismos de quiénes están detrás de que las medidas no se hayan aprobado. Eso sí, el presidente también tiene que lidiar con la presión de sus aliados y sindicatos, que le exigen rapidez para sacar adelante un nuevo decreto que incluya todo lo que el PP ha intentado descuartizar.
Así que aquí estamos: Feijóo, haciendo campaña entre jubilados enfadados, recogiendo firmas y culpando a los sindicatos, mientras Sánchez busca votos “hasta debajo de las piedras” para no dejar a los pensionistas en la estacada. La política española, ese lugar donde los villanos intentan ser héroes y, mientras tanto, los ciudadanos siguen pagando el precio.