En un giro que parece sacado de un sketch de comedia, alguien ha tenido la brillante idea de proponer que la edad de jubilación se eleve a los 72 años. Sí, porque claro, lo que todos queremos es pasar nuestros últimos años de vida lidiando con reuniones de Zoom, café de oficina aguado y la impresora que nunca funciona. Pero, ¿es realmente viable esto? ¿Acaso las empresas quieren personas que necesiten una lupa para leer?
¿Es posible trabajar hasta los 72 años?
Si le preguntas a un político que lleva 30 años sentado en el mismo despacho con aire acondicionado, la respuesta será un rotundo sí. Pero para el resto de los mortales que no tenemos la suerte de tener “asistentes” para cada pequeña tarea, la cosa no pinta tan fácil. Imagina a un obrero de la construcción, un enfermero o un profesor lidiando con el desgaste físico y mental hasta los 72. No suena como el sueño americano, ¿verdad?
Estudios médicos demuestran que, a medida que envejecemos, nuestro cuerpo nos pide un descanso. ¡Pero qué importa eso cuando hay pensiones que “ahorrar”! Total, un poco de lumbalgia, fatiga crónica y despistes no son nada que un buen café y dos ibuprofenos no puedan solucionar.
¿Quieren las empresas empleados tan mayores?
A ver, seamos honestos. Muchas empresas ya dudan de contratar a alguien que pase de los 50, no vaya a ser que el “tío del Outlook” no entienda lo que es Slack. Ahora imagina un departamento lleno de septuagenarios intentando descifrar un software nuevo. La reunión sería como una partida de bingo tecnológico: “¡Señora Carmen, por favor no presione ese botón que borra el archivo entero!”.
Eso sin contar el “pequeño” detalle del rendimiento. Por mucho que nos esforcemos, nadie es igual de rápido y eficaz a los 72 que a los 30. Bueno, excepto Chuck Norris, pero él es la excepción a todas las reglas. Entonces, ¿qué haría una empresa con empleados que necesitan 10 minutos extra para subir las escaleras o entender un informe? Quizá podían reubicarlos como “mentores” de las nuevas generaciones. Algo así como “cuéntanos, abuelo, ¿cómo era el mundo antes de Internet?”.
Beneficios de trabajar hasta los 72 (según quienes no lo harán)
Los defensores de esta idea seguramente no ven el problema. Algunos argumentos serán cosas como:
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“La experiencia es un grado” (Claro, hasta que esa experiencia incluye saber cuándo pedir la baja por ciática).
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“Mantiene a las personas activas” (Porque aparentemente tener hobbies o cuidar a los nietos no cuenta).
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“Es necesario para la sostenibilidad del sistema de pensiones” (Traducción: “Aguántate y sigue cotizando, por favor”).
¿Y los trabajadores qué dicen?
Los trabajadores, por su parte, están encantados con esta idea. Ironía modo ON. Las redes sociales ya se han llenado de memes: desde abuelitos respondiendo al teléfono en call centers hasta personas de 72 años intentando aprender a programar con tutoriales de YouTube. ¿Y quién podría culparlos? La idea de tener que trabajar seis décadas de tu vida no es precisamente inspiradora.
Al final, la realidad es que muchos simplemente no llegarán a los 72 en condiciones de trabajar. Y los que lo hagan probablemente se merezcan un descanso en lugar de un horario laboral de 9 a 5.
¿Es broma o una cruel realidad?
Proponer la jubilación a los 72 años suena como el chiste que nadie quiere escuchar, pero aquí estamos, tratando de digerirlo. Quizás el problema no es la edad de jubilación, sino un sistema que obliga a las personas a trabajar más de la cuenta para poder sobrevivir. Así que, antes de subir la edad a los 72, tal vez deberíamos pensar en cómo garantizar una calidad de vida digna para todos. Porque, sinceramente, ¿qué sigue? ¡Jubilación a los 85 y con certificado de buena salud para cobrarla!