En un giro de eventos digno de una comedia de enredos, el juez Hermenegildo Barrera ha decidido llevar al eurodiputado Luis ‘Alvise’ Pérez al estrado del Tribunal Supremo, tras recibir una denuncia que podría convertirlo en el protagonista de su propia serie de Netflix: “Desórdenes Públicos: La Fiesta en Ferraz”. Y es que, ¿quién diría que protestar frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz podría tener consecuencias tan dramáticas?
La situación ha estallado como un globo de agua en una fiesta de cumpleaños, provocando que el Juzgado de Instrucción número 13 de Madrid decidiera que Alvise, el eurodiputado que ha hecho de la provocación su deporte favorito, podría ser el autor de un “hecho delictivo de desórdenes públicos”. Sí, como si fuera el protagonista de una novela policiaca en la que, en lugar de robar un banco, decide hacer ruido por la ley de amnistía a los implicados en el ‘procés’. Porque, claro, no hay mejor manera de hacer política que con un toque de desorden.
Ahora, en su brillante decisión de investigar a Alvise, el juez Barrera ha destacado que “existen indicios de culpabilidad”. ¡Oh, la culpa! Esa vieja amiga que nunca falta en las reuniones de los políticos. Aparentemente, Alvise no solo ha sido visto en la protesta, sino que su presencia ha dejado huella, como el último cóctel de una noche de juerga. Según el juez, la magnitud de su alboroto justifica una investigación, porque nada grita “seriedad política” como un eurodiputado en medio de un tumulto.
Por supuesto, el hecho de que Alvise sea un eurodiputado le otorga un cierto estatus, como si llevar una chaqueta de tres piezas pudiera protegerlo de las consecuencias de sus acciones. El Tribunal Supremo, esa institución que parece más un club de élite que un organismo judicial, ahora deberá decidir si escucha a Alvise “como investigado, con todas las garantías y derechos previstos en nuestro ordenamiento jurídico”. ¡Qué amable! Porque claro, nada dice “te estamos investigando” como un elegante café en la sede del Supremo.
Y mientras el país observa este espectáculo, uno no puede evitar preguntarse: ¿es Alvise el nuevo héroe de la resistencia política o simplemente un maestro del descontrol? Quizás está tratando de convertirse en el Robin Hood de la política, robando la calma y sembrando el caos, todo en nombre de la democracia. O tal vez solo se está divirtiendo a costa del sistema, como un niño en un parque de atracciones.
Lo cierto es que la historia de Alvise nos recuerda que, en la política española, cada día puede ser una nueva aventura. La pregunta es: ¿será Alvise el próximo en caer de su pedestal, o logrará salir a flote como un verdadero maestro del escapismo? Mientras tanto, solo podemos sentarnos y disfrutar del espectáculo, como si de una telenovela se tratara, esperando el siguiente episodio de “Desórdenes Públicos: La Fiesta en Ferraz”. ¡Brindemos por ello!