La pareja de Ayuso se choca contra un cámara y ella habla de “agresión”, desatando el cachondeo: “Estamos a dos gintonics de que haya sido la ETA”

Alberto González Amador, también conocido como “ciudadano particular cuando interesa”, protagonizó un momento estelar a la salida del juzgado. Mientras intentaba esquivar preguntas incómodas sobre el presunto fraude fiscal que se le investiga, acabó dándose de bruces contra un cámara que retrocedía sin ver la farola detrás de él. Un incidente menor, de esos que se solucionan con un “uy, qué trompazo”, pero que en el universo Ayuso se convirtió automáticamente en una agresión premeditada.

La presidenta madrileña no dudó en sacar su varita mágica del victimismo y convertir el tropiezo de su pareja en un ataque coordinado, porque ya sabemos que en su mundo todo lo que le pase a ella y a los suyos es culpa del Gobierno. Según Ayuso, su novio no se chocó, sino que fue “agredido” por el cámara, y la culpa, por supuesto, la tuvo la Delegación del Gobierno por no montar un dispositivo de seguridad digno de un G7.

Las reacciones no tardaron en llegar, y las redes se llenaron de comentarios en los que la imaginación volaba alto. Desde quienes aseguraban que era solo cuestión de tiempo hasta que el “agresor” fuera declarado agente del KGB hasta los que ya vaticinaban que, con un par de copas más, el relato oficial incluiría a la ETA, el 11M y un comando de la NASA infiltrado.

Y mientras tanto, entre acusaciones surrealistas, bulos que se desmienten a sí mismos y escándalos fiscales, queda una certeza: en la política madrileña el esperpento no tiene techo.

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