En un giro de los acontecimientos que absolutamente nadie vio venir, nuestro intrépido presidente, Pedro Sánchez, ha decidido llevar sus habilidades de “salvador” de Europa hasta Senegal. Porque, claro, después de arreglar la economía española, domar la inflación y poner de moda las corbatas inexistentes, ¿Qué mejor que salvar también al continente vecino?
Un Esfuerzo Heroico… con Cámara en Mano
Durante su segundo día en Senegal, Sánchez, con una agenda tan apretada como un pantalón de lycra, decidió visitar Ziguinchor. Y no, no es que estuviera buscando el nombre más exótico para su próxima serie de Netflix. Allí, Sánchez se reunió con el gobernador de la región de Casamanza y otros “miembros de la sociedad civil”. Lo que pasó después podría parecer un plan trazado por un estratega político de Hollywood: recorrido en helicóptero, visita a un puerto, charlas con pescadores y, por supuesto, una sesión fotográfica. Porque, ¿Qué es un viaje presidencial sin una foto de perfil nueva?
Pero, ¿Qué Está Realmente en Juego?
Sánchez ha dejado claro que su visita no es solo una excusa para escapar del calor de Madrid. No, él tiene una misión: mostrar su “compromiso” con el “desarrollo de Senegal y la cooperación en la gestión de flujos migratorios”. Es decir, una forma elegante de decir: “Ayudaremos a Senegal a desarrollarse, siempre y cuando eso signifique que los migrantes se queden allí y no en nuestras costas”. Porque, en la era de la globalización, nada dice más “cooperación” que asegurar que los problemas de unos no se conviertan en los problemas de otros.
El Futuro de la Cooperación… y de los Selfies
Nuestro presidente no pierde la oportunidad de recalcar que España y Senegal “comparten intereses comunes”, especialmente en la lucha contra la migración irregular. Claro, porque nada une más a dos naciones que el deseo de mantener a las personas en su lugar de origen, aunque eso signifique pasar de puntillas sobre temas como las verdaderas causas de la migración.
Por supuesto, Sánchez también tuvo tiempo para hablar de la necesidad de “seguir intensificando” la cooperación entre ambos países. ¿Intensificar? Después de ver la agenda de este viaje, parece que la única forma de intensificar las relaciones sería si Sánchez decidiera mudarse a Senegal. O, al menos, instalar una oficina permanente con un set de fotos ya listo.
Conclusión: Sánchez, el Superhéroe Global
En resumen, Pedro Sánchez ha vuelto a demostrar que, cuando se trata de resolver los problemas del mundo (o al menos dar la apariencia de que lo hace), él es el hombre adecuado para el trabajo. Armado con su helicóptero, su impecable sentido del deber y, por supuesto, su infalible sonrisa para la cámara, nuestro presidente sigue avanzando en su camino hacia convertirse en el superhéroe global que nadie pidió, pero que claramente todos necesitamos. Al menos, según él.