Pons, Trump y el Caos: El Líder del PP Que No Cae en la Indefinición

Esteban González Pons, el eurodiputado que había mantenido un perfil bajo durante un tiempo (tan bajo que algunos pensaban que estaba en la sede del PP jugando a las cartas o haciendo yoga político), ha decidido salir del retiro con una columna sobre Donald Trump que ha provocado un terremoto político de proporciones internacionales. El vicesecretario de Acción Institucional del PP, hasta ahora conocido por sus largos silencios y su habilidad para evitar los focos, ha tocado la guitarra del caos y, como era de esperar, ha captado toda la atención.

En su artículo de opinión en Las Provincias, Pons decidió analizar la nueva presidencia de Trump con una metáfora zoológica que ni Darwin habría imaginado. Según Pons, Trump es el “macho alfa de una manada de gorilas”, lo cual es, por supuesto, una excelente manera de describir a un hombre cuyo cabello parece tener vida propia. Además, el “poder basado en el caos circundante” es una idea tan profunda como verter café sobre un lienzo en blanco: no parece tener mucho sentido, pero sin duda provoca una reacción.

Ahora bien, lo que más llama la atención no es solo el estilo de Pons, sino la respuesta inmediata que ha generado. Vox, ese partido que siempre sabe cómo hacer ruido, ha sido el primero en dar la alarma. Santiago Abascal, el presidente del partido, se ha lanzado en picado contra el vicesecretario del PP, sugiriendo que Pons debería ir a hacer “negocios con el gas ruso” o “ponerse a escribir novelillas eróticas” (algo que, sinceramente, sería una novedad en el discurso político español). Según Abascal, al “bocazas” de Pons no le queda otra que confesar sus pecados ante su obispa. O sea, que el partido está un poco molesto.

Por si fuera poco, mientras Abascal preparaba sus ataques en redes sociales, algunos miembros del PP decidían hacer el truco del “me hago el loco”. Elías Bendodo y Borja Sémper, otros pesos pesados del partido, se han quedado fuera del debate, adoptando una actitud tan ambigua que hasta los fantasmas de la política española se sentirían cómodos en su zona de confort. Y la exdirigente Esperanza Aguirre, tan directa como siempre, ha mandado a Pons un mensaje de cariño, sugiriendo que estaba “a la izquierda de Iglesias y Monedero”. O sea, nada menos que en la órbita de los astros rojos.

Lo cierto es que la columna de Pons, aunque poco convencional, ha puesto de manifiesto algo que muchos pensaban que el PP había olvidado: que a veces la política es más divertida cuando no se intenta ser políticamente correcto, sobre todo cuando se habla de figuras como Trump, cuya capacidad para generar caos es tan legendaria que hasta los gorilas de la jungla política se quedan atrás.

En resumen, Pons ha sacudido el árbol, y como es de esperar, algunos han caído. Mientras Vox exige su cese y otros callan, Pons sigue con su estilo único, que, aunque no todos comprendan, sin duda mantiene entretenida la política española. ¿Qué será lo próximo?

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