Mientras el PSOE se embarca en una gira nacional de congresos territoriales hasta abril, en Génova parecen estar aún desempolvando las sillas desde el último congreso de 2017. El PP, con su amor por lo vintage, sigue luciendo una dirección que parece sacada de un museo de cera. No es de extrañar que, entre tanto, algunos en el partido ya estén considerando abrir una sección de antigüedades en su sede.
El PSOE, por su parte, se dedica a hacer y deshacer congresos como si fueran reuniones de vecinos, con Pedro Sánchez liderando esta maratón de democracia interna. No hay federación socialista que no esté organizando su propio congreso, como si de una feria itinerante se tratara. Desde Extremadura hasta Cantabria, los socialistas están en modo “renovación a tope”, buscando consolidar su poder autonómico y municipal para 2027, o antes si las urnas deciden darse una vuelta por Andalucía o Castilla y León.
En este espectáculo político, las primarias del PSOE se presentan como un concurso de talentos. Desde Carlos Martínez en Castilla y León hasta María Jesús Montero en Andalucía, todos compiten por el título de “Secretario General del Año”. La competencia es feroz, pero, curiosamente, en muchos casos, los candidatos únicos ya tienen la medalla asegurada antes de que empiece la carrera. Todo un ejemplo de cómo ganar elecciones sin oposición… interna, claro está.
Por otro lado, en el PP prefieren esperar hasta 2026 para otro congreso. Total, ¿qué prisa hay? Nueve años es justo el tiempo que tarda una buena receta de “inmovilismo conservador” en alcanzar su punto. Feijóo, que llegó al liderazgo del partido en 2022 tras una maniobra de la cúpula que acabó con Pablo Casado, parece cómodo en su trono, tapando posibles escándalos y evitando cualquier cambio que pueda alterar la paz del museo popular.
El contraste es tan claro que hasta las paredes de Ferraz y Génova parecen hablar. Mientras los socialistas hacen ruido y sacan pecho con sus congresos, los populares se mantienen en silencio, confiando en que el tiempo haga su trabajo. ¿Qué es un poco de polvo acumulado en los estatutos si la quietud garantiza la estabilidad? Pero, ¿realmente es estabilidad o simple parálisis?
En definitiva, mientras los socialistas recorren el país como estrellas de rock político, el PP se limita a esperar pacientemente a que el reloj dé la hora de un cambio, aunque nadie esté seguro de a qué hora se supone que será. A este ritmo, cuando el PP convoque su próximo congreso, Pedro Sánchez habrá celebrado más congresos que años en el poder.
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