Si algo quedó claro tras la comparecencia de Mariano Rajoy en la comisión de investigación sobre la Operación Cataluña, es que el expresidente es un maestro en el arte de la evasiva. A lo largo de la sesión, su estrategia fue clara: negar, esquivar y, cuando todo lo demás fallaba, recordar que el verdadero problema no es el espionaje ilegal, sino el procés. Porque si algo ha demostrado la política española, es que el “¡Y tú más!” sigue siendo la táctica estrella.
Ione Belarra abrió la ronda de preguntas con un tono directo, recordándole al expresidente que bajo su mandato se llevaron a cabo búsquedas ilegales contra miembros de Podemos. Rajoy, imperturbable, respondió con su habitual mezcla de amnesia selectiva y negación absoluta: “Niego que el Gobierno haya dado una instrucción a nadie para espiarles a ustedes”. Vamos, que si la “policía patriótica” existió, él se enteró por la prensa. Como tantas otras cosas.
La sesión avanzó con preguntas de EH Bildu y Junts, que insistieron en las reuniones de su Gobierno con altos mandos policiales y en las conexiones con la Operación Kitchen. Pero el momento más tenso llegó con Gabriel Rufián, que, fiel a su estilo, le soltó sin rodeos: “Es posible que usted acabe en la cárcel por Bárcenas”. Rajoy, lejos de inmutarse, desvió la conversación hacia el referéndum del 1-O, como si aquello pudiera servirle de escudo ante las acusaciones.
El expresidente también tuvo que enfrentarse al espinoso asunto de su imputación en Andorra, donde una jueza le señaló por presuntas coacciones a la Banca Privada Andorrana. Aquí sí se extendió un poco más en las explicaciones, asegurando que su único interés en el país vecino era un acuerdo para evitar la doble imposición. Nada de presiones ni chantajes, según él.
Al final, la comparecencia de Rajoy fue un recital de negativas y respuestas vagas, con una defensa cerrada de su Gobierno y de sus ministros. Lo de asumir responsabilidades sigue sin estar de moda. Pero, eso sí, si algún día hay que escribir un manual sobre cómo salir ileso de una comisión de investigación sin decir absolutamente nada, su intervención de hoy merecería un capítulo entero.